Nuestra reseña de hoy nos acerca a un mundo cultural que es,
a la vez tan cercano y a la vez tan lejano, con “ fuerza y honor” nos llega este
gran libro arropado por un gran premio literario, que rinde homenaje
no sólo a escritores noveles si no , a todo un maestro que echamos de menos,
dicho sea de paso, que era y es, el gran Juan Antonio Cebrián, cuántas noches he
pasado arropada por su cálida voz , su saber y su cercanía, era mi " Rosa de los vientos" en las ondas.
No de menos podemos hacer a Natalia, aunque joven y
prometedora escritora, es una periodista de arraigo que viene referenciada
, entre otras muchas cosas , por la Nave del misterio, a través de sus maravillosos
y desconocidos reportajes en Cuarto Milenio y milenio Live.

“Mala cosecha” no sólo representa el desastre de perder todo
aquello que se ha sembrado , para mantener y subsistir la familia, con esfuerzo
en nuestra España rural, si no también, puede ser una alegoría de esa “ mala cosecha de
personajes” que aparecen en esta obra , como son los sacamantecas, y
asesinos de mala calaña, que van ilustrando una época pasada llena de
supersticiones, radicalismos religiosos , y que en el aseptismo del mundo de las
tecnologías y comunicaciones actuales, siguen de soslayo apareciendo
hoy en día como cuentos de abuelas y tradiciones orales , que han seguido pasando
de abuelos a nietos, ¡Cómo me gusta cuando voy a cualquier pueblo de España que
me cuenten esas retahílas, esas canciones y leyendas , que pueblan todo nuestro
imaginario popular.
Tenemos la suerte de que están surgiendo ensayos , artículos y reportajes
de jóvenes que a modo de nuevos juglares, como nuevos cordeles de ciego, nos
están acercando a estas historias que, a pesar de estar tanto tiempo guardadas
en un cajón, no han sido ni deben ser olvidadas.
En este viaje por lo tradicional, por lo mágico de nuestras
tierras, nos vamos adentrando en un mundo de
terror, de repulsión y a la vez , de fascinación entre los siglos XVI y hasta bien entrado nuestro siglo XXI, donde toda magia
parece haberse perdido , en un mundo de redes sociales donde se extienden como
la pólvora y como ciertas las “ fake news” , ya en la antigüedad las noticias
falsas, se usaban para manipular al campesino, al artesano, a las buenas gentes
de pueblo que creían en lo que les predicaba el sacerdote de turno, con una
lectura sesgada y adaptada del evangelio para controlar y
manipular a través del miedo al pecado .
Siempre nos han acompañado esos miedos colectivos, no son muy diferentes de los de ahora, pueden haber cambiado de forma o incluso de nombre, pero son arquetípicos y se repiten a lo largo de nuestra historia, siempre se ha desconfiado de lo raro, lo extraño, lo ajeno a nuestra zona de confort , antes se llamaban brujas, mal de ojo, ahora se pueden llamar de otra manera pero la esencia es la misma.
Se agradece a Natalia, que aborde casos algunos desconocidos , que no caiga en los personajes y en las historias de siempre que tantas hojas y tinta han gastado, a través de una
investigación histórica y antropológica , recorre nuestra geografía abordando
esos miedos y terrores colectivos, más allá de la leyenda y del cuento
de viejas. Son terrores arquetípicos basados en hechos reales, como el mito del
vampiro quizá muy vinculado a la hemofilia, a la tisis , a la creencia del
poder sanador de la sangre, del unto humano y , como un tráfico morboso y negro , se
extiende entre las clases más altas de la sociedad, y , como la desesperación, ante
el desahucio por la enfermedad sin remedio , se acudía a este tipo de
tugurios, famosos son los casos de Sacamantecas, el asesino de Gádor,
Enriqueta Martí y así un largo etcétera, pero en este libro se abordan casos
más desconocidos , no tan famosos .
En los anaqueles históricos se recogen historias de Boticarios reales que en sus maravillosas boticas , guardaban cual tesoro u oro en polvo , viejos y extraños remedios, cabe destacar a uno de ellos Martínez Toledano, Boticario mayor real que en sus estancias en el Real Sitio de Aranjuez atendía a la realeza , cuenta la leyenda que ofrecía enjundia humana , untos para curar los males que acechaban a los monarcas , como se recoge en una factura presentada en 1753 , al mencionado Boticario por el proveedor José Martínez Prorreter que le entregó una libra de enjundia humana sacada del cuerpo de
un alemán muerto en una riña , quizá a manera de tétricos precursores de los trasplantes de
órganos y futuras transfusiones de sangre .
Durante el siglo XIX el uso decayó, según el ilustre Colegio de Boticarios de Madrid, quien además niegan que alguna vez se hayan empleado como terapéutica.
¿ Existieron alguna vez los vampiros en Madrid? Escalofriantes las portadas de los diarios más influyentes de los años 30 , donde se podían ver a los bebedores de sangre
que acudían al matadero diariamente para beber la sangre caliente y aún ardiente de las reses, increíble imaginar siquiera, como en una ciudad grande, urbana, convivían
la modernidad y la superchería en forma de creencias irracionales. Había una creencia, difundida
en la España de principios de Siglo XX, de que la sangre o la grasa de los
niños podían curar a los enfermos de tuberculosis.


Destacar como la incultura, el beatismo y la mojigatería , acusaba de brujas a mujeres que estudiaban , eran
libres , sin cargas familiares y con un contacto con la naturaleza más allá de
la ganadería o la agricultura para sustentar las economías familiares, o como simplemente, te acusaban por ser pelirroja o tener un lunar extraño en la cara, y como
ante un suceso trágico o extraño se ponía el punto de mira en ellas , provocando el miedo y la ira, una combinación muy peligrosa , que finalizaba con
linchamientos y escarnios públicos, cuando a lo mejor el único pecado que había
cometido era vivir fuera de las normas sociales de esa época, fuera de la
aceptación social .
Como lo que no se comprendía se veía como una obra del
maligno o una obra sobrenatural que no podía provenir de Dios, y como tal había
que acabar con ello, se tomaban como cabeza de turco a estas extrañas mujeres,
solitarias, y como , muchas de estas
mujeres se beneficiaban de este miedo recibiendo prebendas, regalos , para que
miren con “ buen ojo “ ante la creencia en la envidia que da poder a ese mal de ojo en criaturas hermosas , bien sean niños , animales o propiedades,
que enfermaban o arruinaban sin motivo alguno y como se pensaba que era cosa de Meigas y bruxas .
Para finalizar, recomiendo la película Queridísimos verdugos, de Basilio Martín Patino para ilustrar el capítulo sobre los Verdugos y como eran estigmatizados por cumplir con un trabajo deshonroso y de difícil cumplimiento, y como para poder cumplir con su tarea acudían borrachos e incluso a rastras, veáse el Verdugo de Pilar Prades en el capítulo dedicado a ella en " La huella del Crimen" tan célebre en TVE en los años 80 .
Es un libro que nos ofrece un escalofriante recorrido por lo monstruoso , quizá feo por fuera con alma y como muchas veces en una apariencia supuestamente bella , sin enfermedad , se oculta un alma monstruoso, no puedo evitar recordar esa frase de la película , El hombre elefante de David Lynch : “ no soy un monstruo, soy un ser humano”