martes, 7 de enero de 2020

El retrato y la muerte. La tradición de la fotografía post mortem en España.


 
 
 
 
 
 
 
 
El libro que hoy reseño, no es un libro fácil, es uno de esos temas " tabú", que en la actualidad no suele tratarse abiertamente, estaría desterrado, como desterrada es la idea de todo lo relacionado con la muerte, la hemos alejado de nuestra cotidianidad, como si no existiera, aunque a nuestro pesar esta presente en nuestro día a día y en nuestras vidas desde el mismo momento en el que nacemos.


Hoy en día somos "asépticos" a todo lo relacionado a la tradición, a la religión y a toda esa parte espiritual de nuestras vidas, le hemos puesto una sordina para amortiguar su impacto, como si  de no tenerla presente , no existiera, pero existe y sería mejor normalizar , incluir en nuestras vidas esa espiritualidad, esa religiosidad de nuestros ancestros, sobre todo en lo que a la muerte concierne.


De eso trata este libro, de una parte de esa muerte, de esa tradición de sus tiempos, de la fotografía Post mortem, ¿ qué hay más doloroso que la muerte de un ser querido? ¿ y si además es prematura , como la muerte de bebés y niños? que terrible es en un contexto de alta mortandad infantil que ya no les veamos más y que con el tiempo no recordemos su cara, no recordar es como no existir, y esa es la función de este tipo de retratos, no hay morbo, sólo un inmenso amor y respeto por esa persona que se ha ido, que ya no vamos a ver, si , es terrible, y el duelo puede acompañar a esos padres de por vida.
 
Ahora con las nuevas tecnologías tenemos fotografías instántaneas  , sin coste, no podemos ni siquiera intuir lo que era  a finales del siglo XIX, principios del Siglo XX, no disponer de ninguna fotografía , ningún retrato de ese recién nacido que no ha logrado sobrevivir, de esa hermana de mi abuelo , "Maquerina" que fallece con 5 años de tosferina y que su rostro y su recuerdo se ha diluido con el paso del tiempo.

 
La autora de este libro y comisaria de la exposición , Virginia de la Cruz Lichet (Chartres, Francia – 1978) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad, es profesora de Arte Contemporáneo e Historia y Teoría de la Fotografía (entre otras) en la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid). Su tesis doctoral se centró en el estudio de la fotografía post-mortem, siendo ésta su especialidad más conocida. Es experta en la Historia de los primeros procedimientos fotográficos y, en la actualidad, sus investigaciones se basan en el estudio del uso la imagen en el Arte Contemporáneo . 
 
Resaltar el arduo y duro trabajo de estos fotógrafos , profesionales de captar un minuto de nuestras vidas y , en este caso, también de nuestra muerte, cómo en estas fotografías se trata con cariño y respeto , no solo al retratado si no a toda su familia, para amortiguar , dentro de la medida de lo posible de ese dolor, de esa pérdida , como finaliza la nota de prensa de este exposición : " en esta labor de recuperación de una tradición, hoy olvidada, Virginia de la Cruz Lichet participa de forma activa en este acto memorístico y de restitución, casi arqueológico, en el que la colección se convierte en un nuevo culto a la memoria. " 
 
Era habitual encontrar en la prensa anuncios de estos trabajos que fotografiaban con discreción a domicilio.





 
¿ Cómo conocí este tipo de retratos ?,  no fue precisamente por la película " Los Otros" de Amenábar, si no que muchos años antes, en un especial  de Halloween en televisión , programaron una especie de documental americano donde se mostraban estas fotografías y daguerrotipos de otro tiempo, mis ojos como platos no podían creer lo que estaban viendo y me parecía increíble que existieran este tipo de registros.

Haciendo un poco de historia , ya en Egipto se representaba a los faraones en sus sarcófagos , éstos  han sobrevivido hasta nuestros días a manera de retrato del momificado, todo un ritual de preservar al difunto en un estado de semivida.

En el medievo la representación de la muerte como un ser esqueletizado con una hoz o guadaña que cortaba los hilos con la vida , los jinetes del apocalipsis que traían , muerte, enfermedad y destrucción como imagen terrible de la fragilidad del hombre y la presencia de la muerte, tan cercana  ocasionada por guerras y epidemias como la peste, se concebía que el fin era inevitable y había que estar preparados pero fue en el  Renacimiento, donde empezaron a proliferar este tipo de retratos en pintura,  era el retrato llamado memento mori, frase en latín que significa "recuerda que eres mortal".  La composición de retratos de muertos, especialmente de religiosos y niños se generalizó en Europa desde el siglo XVI.  En estos retratos se destacaba la belleza del difunto y su recuerdo y ejemplo para la posteridad, su función también, como en el caso de los retratos de los niños, era la de preservar la imagen de estos seres puros, llenos de belleza .
 
Moldes de escayola  se conservan como retrato , que luego se plasmaría en escultura decorando panteones y que han llegado a nuestros días , pudiendo conocer como era el rostro de Beethoven, Goethe, pero fue con la llegada del daguerrotipo cuando se extendió la práctica de la fotografía y , por sus largos tiempos de exposición que mejor que un cuerpo inmóvil, inerte , mezclado con el ideal romántico de la melancolía, lo bucólico, la belleza de la muerte rodeada de flores y puestas en escena alegóricas de la fragilidad del hombre y el triunfo de la muerte para estos retratos Postmortem , se hicieron celebres con exposiciones como la de Mayo de 1865 en París, ya por entonces estaba de moda visitar la morgue parisina , prohibiéndose sus visitas en 1907 por cuestiones morales, y esas     " cuestiones morales" no nos abandonarán incluso hoy en día,  con un nivel de moralidad más elevada que la de nuestros antepasados.

 ¿ En qué consistían estas fotografías de difuntos?   se vestía al difunto con sus mejores ropas personales y,  acompañado de familiares o asistentes a su velatorio o de manera individual, se le retrataba con toda una escenografía de flores, imágenes religiosas, a modo de escenario teatral para simular en ocasiones un sueño eterno, la primera de las fotografías de este tipo está fechada en agosto de 1839.

Además tenían un valor práctico , se convertían en un “documento notarial” para reclamar una herencia, por ejemplo, cobrar recompensas en fotografías de forajidos y delincuentes, o con valor periodístico.
 
Espero no haber ofendido o no haber sido una entrada desagradable, no es ese el objetivo, si no acercarnos a la muerte como una etapa más de la vida y contextualizar y conocer una práctica, ahora quizá mal entendida y tabú, como una forma de recuerdo y amor por el ser desaparecido, con respeto, nostalgia y sobre todo con amor, mucho amor y con una gran pena.  
 
 
En 2014 se llevó a cabo una exposición sobre " El retrato y la muerte" comisariada por la autora del libro , os dejo el link para quien quiera acceder al contenido de este evento : http://rphart.net/exposicion/el-retrato-y-la-muerte-2014#1881

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